El siguiente relato lo presenté a un concurso literario. Desgraciadamente, no he recibido noticia alguna por parte de la organización. Aún así, estoy satisfecha con él y espero que os guste:
Abrió el libro. Pasó las primeras páginas, donde estaban escritos todos los nombres de quienes habían hecho posible su realización, hasta llegar a una página en blanco. En ella debería estar plasmada la dedicatoria de la novela, pero no había nada. Mario pensó que, quizás, era un error de imprenta.O eso quiso pensar. No podía imaginarse que no se acordase de él, de todo lo que habían pasado juntos: los atardeceres en la playa, el levantarse temprano para ver el sol salir detrás de las montañas… Mil y un recuerdos que no quería, ni podía, olvidar. Tenía que ser una equivocación, no podía ser verdad.
A pesar de esto y con una enorme sensación de tristeza, comenzó la lectura. Le encantaba cómo escribía. No había conocido -y estaba seguro de que no conocería- a nadie que enlazase tan bien cada frase, cada palabra. Las metáforas no podían ser mejores. Las imágenes se reproducían en su cabeza de una manera que nunca le había sucedido, parecía que las estaba viviendo en ese momento.
Imposible. No conocería a otra mejor que ella. Y no solo por su manera de escribir, sino por ser como era. Muchos fueron los que la conocieron por su alegría, sencillez y humildad, y eso era lo que la había hecho única.
Las lágrimas empezaron a asomarse en sus ojos. El recuerdo de su madre se hacía demasiado vivo y no podía soportar su ausencia."