domingo, 27 de octubre de 2013

Trepalio FSF.

A veces me pregunto qué es lo que busca la gente cuando practica deporte, desde el cada vez más famoso “footing” hasta el partido de fútbol con los amigos de cada domingo. ¿Puede ser cuestión de modas o, quizá, es simplemente por las tapas de después con los amigos? Se podrían encontrar decenas de razones.

Pero, ¿y las personas que se comprometen con un equipo? ¿Buscan conocer gente, aprender a jugar mejor a ese determinado deporte? Esa sensación de compartir una pasión, como es el fútbol sala, esa sensación de compañerismo que acabas alcanzando, esa confianza en saber que el resto del equipo cuenta contigo, que todos necesitan de todos. Eso es lo que se busca, o al menos eso es lo que pienso.

Fútbol sala. Trobajo del Camino. Trepalio FSF. Nuevo proyecto, nuevas ilusiones. Se podría decir que llegué a este equipo casi de rebote y, en apenas un mes, parece que llevo toda la vida con ellos, con ellas. Cada entrenamiento me hace darme cuenta de que trabajamos en la buena dirección, que los progresos son notables, que cada gota de sudor sirve para mejorar como equipo. Sí, como equipo, todas juntas remando en el mismo sentido.

Un equipo de fútbol sala, y en general de cualquier deporte, lo forman personas. Cada una de ellas cuenta para que el todo funcione y, aunque parezca mentira, cuando una falla, el equipo no funciona. Todos los jugadores tienen que tirar del carro para moverlo, para que camine, para que ande. Parece sencillo, con un pequeño esfuerzo de cada una de nosotras podemos hacer que el equipo funcione. Parece. Ese pequeño esfuerzo es el que tenemos que demostrar en cada partido, en cada minuto, en cada acción de juego, y eso solamente lo conseguiremos con actitud, con rabia, con ganas de ganar, con ambición.

¿Qué es de un equipo de fútbol sala sin una pizca de anhelo por ganar, por hacerlo bien? ¿Qué es si no nos dejamos el alma en el campo hasta quedar exhaustas? Es hora de llevar los entrenamientos a los partidos; es hora de llevar la rabia de perder al campo y transformarla en actitud; es hora de centrarnos en lo que pasa en el campo, de olvidarnos de lo que pase fuera de él; es hora de sacar lo mejor que tenemos cada una y de plasmarlo en el partido.

Es hora de saber que tenemos a un equipo técnico que nos anima e instruye para que  pongamos lo aprendido sobre el campo; es hora de aprender de las demás; es hora de corregir los errores individuales para causar el menor daño al conjunto.

Es hora de demostrar que este proyecto merece la pena; es hora de agradecer a todas las personas que hicieron posible la creación de nuestro equipo mediante una victoria; es hora de demostrarle al resto del mundo que sabemos perder, pero también ganar.

Es hora de TREPALIO FSF. La base ya la tenemos, jugadoras excelentes, con ganas de aprender, con ganas de jugar. Ahora es cuando tenemos que ponerle actitud, de salir a morir por la camiseta que defendemos. Todo ese buen rollo que tenemos en el vestuario hay que buscarlo también en el campo, animándonos y apoyándonos unas a otras, sin que nadie pueda meterse en medio.



Passing, perfection, passion, possession, fair play and team


Trepalio FSF.

sábado, 12 de octubre de 2013

Siempre aquí, conmigo.

“No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”. ¿Cuántas veces habremos escuchado esta frase? Cientos, quizá miles, de veces, pero siempre la oímos cuando aquello que queríamos, aquella persona, ya se ha marchado.

Entonces nos lamentamos de la cantidad de cosas que podríamos haber hecho con esa persona, la de risas que te podrías haber echado, los buenos momentos que quizás hubieses tenido, las fotos que te hubieras sacado para recordar aquel momento…

No damos la importancia que merecen a aquellos que nos rodean, hasta que un día se van, sin avisar, sin regresar nunca. A veces marchan porque quieren, porque no aguantan el estar a tu lado. Otras, sin embargo, se van sin querer y dejan un vacío tan, tan grande, que no merece la pena siquiera intentar buscar a alguien que le supla.

Cuando alguien se va de tu lado sin quererlo, el dolor que deja su marcha es indescriptible. Quizá con el paso del tiempo pueda llegar a curarse esa herida, quizá pueda cicatrizar, pero el tiempo que tarda en hacerlo es siempre demasiado largo. Unos refugian su dolor intentando no ver fotos ni vídeos ni escuchando alguna grabación de voz que pueda haber guardada. La sola “presencia” de esa persona es de un nivel tan doloroso que el simple hecho de “verla” te hace caer al suelo, te impide estar de pie.

Otros hacen de esas fotografías, de esos vídeos, de esas grabaciones, su bandera y se apoyan en ellas para continuar hacia delante, para saber seguir el camino sin esa persona. ¿Qué se les pasa por la cabeza para pensar eso? Cada uno tiene su propia respuesta, aunque pongo la mano en el fuego a que la mayoría de las respuestas coincidirían en una sola: “mientras alguien le recuerde siempre seguirá aquí con nosotros, y si ese alguien soy yo, siempre me acordaré de él/ella”.


No me preguntes cómo, pero sé que siempre estás aquí, conmigo. Cada día 12 te echo de menos y daría todo lo que fuera por volverte a dar un abrazo, con un solo abrazo más me basta.


“No necesito verte para saber que estás conmigo”.
“No necesito verte para saber que no te olvidaré”