Serán pocas todas las veces que te diga gracias.
Recoger todas y cada una de mis lágrimas no es tarea fácil.
Levantarme cada vez que caigo es digno de mención.
Regalar abrazos a cualquier hora es tu pasatiempos preferido.
Pero nada de esto supera a lo más importante de todo: el estar siempre ahí. Y cuando digo siempre, es siempre. Porque ya pueden venir impedimentos, que te da lo mismo. A cabezona no te gana nadie. Nunca me fallaste mami.
Y sobra decirlo: al igual que tú siempre estás, yo siempre estaré. Y lo sabes.
Serán pocas las veces que te diga GRACIAS.
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