Sin avisar, así, ¡pum!, de repente. De golpe y porrazo tu vida pega un cambio de 360º sin que puedas hacer nada para que todo fuera como antes.
Empiezas a pensar que tienes la culpa, que nada hubiera pasado si hubieras sido más cuidadosa, más atenta, más precavida...
Después viene la fase de echar pestes contra todo el mundo. Porque claro, si aquél hubiera sido más listo, se hubiera fijado más...
Nadie está preparado para que su vida de un vuelco de la noche a la mañana, nadie. "¿Y qué hago yo ahora?". Pues ahora tienes que tirar para adelante, sin dejar caer su recuerdo y acordarte de todos los buenos consejos y momentos que pasasteis.
No te voy a negar que a lo mejor hubo fallos, pero recuerda que somos humanos y que esa misma palabra conlleva el apodo "error". Que de ellos se aprende. Que nadie puede dar para atrás al reloj y quedarse para siempre en tu momento preferido, porque quizá tu momento preferido está por llegar.
Y lucha. Lucha por ti. Lucha por los tuyos. Enfréntate al mundo, enfréntate a la vida y mírala de frente. No titubees ante nada ni ante nadie. Haz lo que quieras en cada minuto. Disfruta de los que tienes alrededor y haz que sean felices.
Si creían que tu mundo, tu vida, se acaba aquí, échale narices, huevos, cojones. Échale lo que quieras, pero sigue para adelante. Dar el primer paso siempre es difícil, pero si no lo intentas, nunca lo conseguirás.
Mira hacia arriba, ármate de valor y camina pisando fuerte y segura de ti misma. Tú puedes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario