martes, 22 de mayo de 2012

Un simple adverbio


Quizás. Un rayo de esperanza, un vestigio de posibilidad. Quizás es una palabra que te puede hacer ver el positivismo que en un momento determinado no tienes. Da cabida a un sinfín de opciones. Pueden ser malas, sí, pero también buenas.

Un “quizás venga mañana” en la boca de una persona importante te produce nerviosismo, te puede llegar a hacer estar incluso mal, angustiada. No ves la hora en que llegue el momento preciso en el que esa persona “quizás esté”. Pero todas esas malas sensaciones son superadas por la curiosidad, por saber si vendrá o no, por confiar en que, de verdad, venga.

Es entonces cuando imaginas que viene, que vuelve a estar a tu lado. Es entonces cuando sonríes pensando en la posibilidad de volver a hablarle, cara a cara, sin ningún instrumento de por medio, pudiendo ver cómo reacciona ante todo lo que dices.

En ese instante puedes imaginar todas sus quejas a lo que le cuentas, sus risas, y recuerdas sus mil y una anécdotas, graciosas, imposibles, curiosas. Puedes, incluso, saber las veces que mira al infinito, sin pensar en nada, con la mente en blanco. Y sonríes de nuevo.

Piensas en que, quizás, todo lo bueno está aún por llegar. Lo que puede provocar un simple adverbio.

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